El parto traumático es algo muy subjetivo. ¿Qué quiere decir esto? Que lo que para una mujer puede no haber sido doloroso emocional o físicamente, para otra sí. Es decir, que solamente tú tienes la capacidad de saber si lo ha sido incluso aunque las personas de tu alrededor le quiten importancia.
El parto es uno de los eventos de mayor envergadura en nuestras vidas porque tiene la capacidad de empoderarnos o de dejarnos una herida. Es un proceso donde nos sentimos vulnerables y sensibles, donde la intimidad y el acompañamiento importan mucho y pueden marcar una gran diferencia.
Lo sé porque yo también he estado ahí. Y si hoy estoy aquí, acompañando a las madres, es porque mi maternidad comenzó marcada por la violencia obstétrica.
Puede que esa situación este condicionando la decisión de ampliar la familia, que te genere incomodidad escuchar otros partos, que sientas enfado o rabia, que te sientas culpable o que te preguntes por qué yo. Créeme, no eres la única.
Puedes hacer que esa herida que queda abierta cicatrice. No para hacer como si nunca hubiera existido sino para que deje de doler.
Cómo vamos a trabajar y cuánto va a durar depende de cada caso. Lo que sí te puedo adelantar es que tan importante como el trabajo en sesiones son las herramientas que irás poniendo en práctica en casa.
Puede que tu parto haya sido hace muy poquito o que lleves años sintiendo que algo no anda bien con ese tema, sea como sea, si sientes que es el momento de trabajarlo ¡adelante!
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